03. 🪲 archers and preys
CHAPTER THREE:
archers and preys
Los dos dejaron palacio a la vez, pero Acacio tuvo que dar un rodeo para llegar a casa de Gaia sin levantar sospechas. Sus encuentros furtivos se estaban volviendo más descuidados, sobre todo después de que Acacio decidiera encontrarse con ella en las catacumbas del palacio.
Cuando llegó, Gaia parecida bastante ida, encerrada en sus propios pensamientos, que la estaban confundiendo bastante.
ᅳYa estás aquí, hola ᅳdijo, dándole un fugaz beso.
ᅳ¿Te encuentras bien? Pareces alterada ᅳhabló Acacio, agarrándola de la mano y sentándose con ella en el sofá. No sirvió para mucho porque ella se levantó al instante.
ᅳTengo una leve sospecha, una teoría ᅳElla fue hasta la biblioteca del piso de arriba, y Acacio la siguió como pudoᅳ. ¿Llegaste a ver al Gladiador de Macrinus?
ᅳNo ᅳnegóᅳ. Pero me contaron que su lucha fue memorable.
ᅳEso es lo de menos ᅳHizo un aspaviento con la mano y abrió las puertas de la biblioteca, dejando salir una nube de polvo enormeᅳ. Recuerdas a mis padres, ¿verdad?
Acacio frunció el ceño, no había pensado que todo eso sería sobre sus padres. Él acabó asintiendo y se apoyó en una de las mesas mientras observaba como Gaia se movía de un lado a otro buscando un libro en específico.
ᅳY a tu hermano ᅳañadió él, inclinando la cabeza.
ᅳ¡Exacto! ᅳexclamóᅳ. Mi madre siempre me decía que no me olvidara de mi hermano Lucio, que tuvo que escapar por culpa de la muerte de mi padre.
Volvió a sumergirse en la búsqueda, dejando a Acacio aún sin respuestas. Se subió a unas escaleras y rodó por las estanterías. Él se incorporó con miedo de que Gaia pudiese caerse.
ᅳ¡Aquí está! ᅳdijo, casi en un grito y bajó de la escalera con la mano de Acacio sobre la espaldaᅳ. Mi madre me lo leía casi todas las noches cuando era pequeña, luego nos dejamos de hablar y cuando volví a vivir con ella estaba ya crecida para que me leyeran.
Gaia se repasó el libro bajo la mirada confusa de Acacio. Y puso un dedo sobre una frase.
ᅳEste poema está escrito en su tumba ᅳLevantó la mirada hacia Acacioᅳ. Y el Gladiador lo recitó hoy después de vencer en la pelea. Palabra por palabra.
Acacio alzó un poco las cejas al darse cuenta.
ᅳ¿Crees que ese Gladiador es tu hermano? ᅳfrunció un poco la nariz.
ᅳ¡Piénsalo! Lucio escapó con doce años, hace catorce años. Yo tenía un año más, así que ahora debe tener veintiséis años, Acacio ᅳexplicó, totalmente convencida y emocionada.
Acacio asintió lentamenteᅳ ¿Estás diciendo que un Gladiador de Numidia es tu hermano? ¿Por un poema?
ᅳ¡Sí! Acacio, en Numidia no hablan latín, ¿y él sí? ᅳcontinuóᅳ. Además, tenemos la misma mirada. El Emperador Carcalla lo dijo.
ᅳ¿Y te fías de lo que te diga ese lunático? Probablemente estaba borracho ᅳAcacio soltó una risita y a Gaia se le oscureción la mirada.
Cerró el libro y se dio la vuelta, volviéndolo a dejar en su sitio. Acacio se acercó a la escalera y cuando intentó coger su mano ella le dió un manotazo.
ᅳ¿Te has enfadado? ᅳcuestionó y no recibió respuesta. Ella salió de la sala sin esperarleᅳ. ¡Gaia! ᅳFue detrás de ellaᅳ. Gaia, háblame.
Acacio consiguió alcanzarla y agarrarle de la mano.
ᅳPor Dios, Acacio. Es la primera vez que tengo una mínima posibilidad de conocer a alguien de mi familia, y tu me tachas de estúpida ᅳalegóᅳ. Justo después de que te dijese que echo de menos a mi familia.
Intentó no quebrarse y por el momento consiguió retener mínimamente las lágrimas. A veces odiaba que le fuese tan fácil llorar.
ᅳYo... ᅳtragó, nervioso. Odiaba hacerla sentir así, pero sabía que él tenía razónᅳ... solo intentaba ser realista.
ᅳ¡No quiero ser realista! Quiero poder conocer a mi hermano, y si él puede serlo, quiero descubrirlo.
ᅳSolo... solo no quiero que te hagas muchas ilusiones, ¿entiendes? Porque probablemente solo sea un ciudadano cualquiera de Numidia ᅳexplicó, intentando acercarse a ella, aunque Gaia daba un paso hacia atrás cada vez.
ᅳY yo solo quiero tu apoyo incondicional ᅳdesvió la miradaᅳ. ¿Por qué cada vez que intento hacer algo fuera de lo normal te afecta tanto? No soy tuya, Acacio.
ᅳOh, créeme, lo sé ᅳescupió, casi con una mueca de desprecio.
ᅳNo, Acacio. Es que nunca voy a ser tuya, ¿entiendes eso? Y que te afecte tanto que quiera conocer a mi familia...
Acacio pestañeó, él sabía eso, pero ninguno lo había dicho en alto hasta ahora. Ella se casaría y dejarían de verse en secreto, pero tendrían que verse todos los días y actuar como si nada.
ᅳ¡Es qué no me afecta! ¡Creo que es una estupidez y ya está! ᅳexclamó, interrumpiéndola.
Gaia rió, negando con la mandíbula tensaᅳ Entonces vete.
ᅳGaia...
ᅳNo ᅳsentencióᅳ. Si no voy a tener tu apoyo, puedes irte. No te necesito.
Acacio se quedó quieto unos segundos, intentando ver en los ojos de Gaia alguna señal de remordimiento, pero estaba totalmente seria, expectante a su marcha. Él chasqueó la lengua y salió, casi dando un portazo.
Gaia se recostó sobre el sofá, soltando un par de lágrimas y tapándose la boca para que Acacio no volviese a consolarla.
Aquella noche no pegó ojo, no sabía si por la tristeza que le causó Acacio o por la emoción que le causó saber que su hermano estaba devuelta en Roma. De todas formas, Gaia apareció en palacio a primera hora de la mañana, para los juegos.
ᅳ¡Gaia! Que pronto llegas, milady ᅳexclamó Geta.
Ella hizo una pequeña reverencia y dejó que él besase su mano.
ᅳPensé que podríamos desayunar juntos, Emperador ᅳle sonrió, aunque esta sonrisa sí era de verdad porque no podía contener su emoción. Deseaba tener a alguien para contárselo. A Acacio.
ᅳPensó bien, milady. Acaban de servir el desayuno ᅳGeta señaló a la mesa detrás de su espalda, donde estaba Carcalla ya sentado, que la saludó con una sonrisa, ella le devolvió el saludo.
Geta le tendió la mano y ella la aceptó al instante, con una sonrisa. No tardó más de un minuto sentados para hablar de los juegos.
ᅳHoy comienzan los juegos, ¿no? ᅳhabló, antes de coger una pieza de fruta.
Geta soltó un resoplido largoᅳ Por favor, no empiece con sus discursos anti violencia.
ᅳOh, no. No, no, no. Tengo ganas de que comiencen, en verdad.
Los dos Emperadores se miraron entre ellos, totalmente incrédulos.
ᅳ¿Ah, sí? ᅳtentó Geta, con una mirada pícara que no tenía comparación con la mirada que los orbes marrones y grandes de Acacio le daba a ellaᅳ. ¿Y qué te hizo cambiar, milady?
Ella se encogió un poco de hombros, restándole importancia y tentando un poco también.
ᅳCreo que debería empezar a disfrutar un poco de las cosas ᅳmintió. Solo quería ver a su hermano.
Los dos emperadores rompieron a carcajadas.
ᅳ¡Por fin! ᅳsaltó Carcalla, casi aliviado.
ᅳEso son noticias fantásticas, Lady Gaia. Espero que yo pronto pueda ayudarla a disfrutar de las cosas ᅳÉl se puso en pie y pasó una mano por los hombros de Gaiaᅳ. Voy a cambiarme de atuendo, pronto empezarán los juegos.
Gaia asintió con una sonrisa. Y luego Geta miró a su hermano y le dio un golpe en el pecho.
ᅳTú deberías hacer lo mismo, hermano ᅳalentó él y Carcalla obedeció al momento.
Gaia se despidió de ellos y se levantó para ir al sofá, había una cantidad de criados y siervos innecesarios en el salón. Dio una vuelta sobre si misma y apretó un poco los labios.
ᅳPodéis descansar todos hasta que vuelvan ᅳavisó Gaiaᅳ. Ir a comer algo o lo que queráis.
Luego se sentó y nada más se vació la sala, notó la presencia de Acacio. No como si acabase de entrar por la puerta, sino como si ya llevase varios minutos esperando el momento idóneo para hacer su entrada.
ᅳ¿Cuánto tiempo llevas ahí detrás? ᅳescupió ella, con una mueca de desprecio.
Él caminó con calma hacia ella, quedándose a una distancia prudencial. Su presencia allí le incomodaba igualmente, Geta y Carcalla podrían aparecer en cualquier momento.
ᅳ¿Disfrutar un poco más de las cosas? ᅳcuestionó. Gaia dejó caer su cabeza hacia atrásᅳ. ¿De verdad tienes ganas de los juegos?
ᅳ¿Pero cuánto tiempo llevas espiando, M... General? ᅳdijo, manteniendo la compostura.
ᅳEl mismo que llevas tú mintiendo.
Soltó un suspiroᅳ No necesito sermones, General.
ᅳGaia...
ᅳLady Gaia para vos ᅳlo interrumpió al momentoᅳ. Estamos en palacio, ¿lo recuerda... General?
Acacio tensó la mandíbula y se pasó una mano por la barba. No podía hablar con ella de esa forma, sin poder expresarse ni poder gritarle cuanto la amaba. Se sintió impotente. Odiaba que Gaia tuviese el poder de hacerlo sentir así. Bajó la mirada, sin saber que decir ni hacer.
ᅳ¡General Acacio!
Carcalla y Geta llegaron a la escena con ánimo y al ver como todo el ambiente estaba apagado fruncieron un poco el ceño. Acacio levantó la mirada y los saludó.
ᅳ¿De qué hablaban? ᅳpreguntó Carcalla, con verdadera curiosidad.
ᅳ¡De los juegos! ᅳsaltó Gaia al momento, poniéndose en pieᅳ. Le estaba contando al General lo emocionada que estoy por los juegos.
ᅳ¿Ha visto, General? La pacifista ahora está emocionada por los juegos, ¿no es gracioso? ᅳGeta lo miró y él asintió, aún manteniendo una mirada dura.
ᅳTronchante, Emperador.
🪲🪲🪲
Entraron al palco al mismo tiempo los cuatro, junto con Macrinus. Este último ocupó uno de los sitios de atrás del todo, mientras que Gaia se situó justo en el sitio de detrás de Geta.
ᅳGeneral, siéntese a un lado de Gaia ᅳsugirió Carcallaᅳ. Así tiene a alguien con quien comentar los juegos que tanto le emocionan.
Soltó una carcajada y empezó a saludar al pueblo en las gradas.
Gaia y Acacio se miraron, planteándose si obedecer al Emperador o no. Ella chasqueó la lengua y desvió la mirada, Acacio se lo tomó como que le dejaba sentarse, aunque no le hiciese gracia.
ᅳLady Gaia...
ᅳNo me dirija la palabra, General.
Acacio bajó la mirada, avergonzado y arrepentido. Repitió esas palabras en su cabeza repetidas veces, mientras observaban la batalla, no eran las palabras las que le dolían, sino la dureza con las que las había pronunciado. Le temblaban las manos por la frustración contenida, intentaba encontrar alguna forma de arreglarlo en ese mismo instante, solo con la conexión de miradas, pero tenía tantas palabras encerradas en su garganta que sentía que se iba a ahogarse.
No podía perderla, no ahora. La miró de reojo, ella estaba inmersa en la pelea del Gladiador contra un rinoceronte. Él se sentía en un abismo de silencio, ¿lo solucionarían? ¿Gaia le perdonaría? Y si lo hiciera, ¿volvería todo a ser lo mismo? Él quería ser suyo, solo de Gaia, tomaría su apellidos si fuera necesario.
Ella no dejaba de seguir con la mirada a su posible hermano, a Lucio. Y si antes ya estaba totalmente segura, cuando vio como recogía arena del suelo le vino un claro deja vu de como su padre ganó una de sus muchas batallas en el Coliseo. No recordaba mucho a su padre, pero estaba segura de que se parecía a él.
Estaba al borde de su sitio, nerviosa de que pudiese morir en cualquier momento. Pero finalmente cantó victoria y el jinete del rinoceronte cayó al suelo. Gaia incluso se levantó para aplaudirle, todo el mundo pensó que su actuación ya había terminado, pero observaron como él cogía una ballesta y apuntaba hacia su palco.
Gaia lo miró, intentando hacer contacto visual con él, pero él estaba mirando directamente a Acacio. Entonces con una mirada llena de odio Lucio disparó la flecha hacia ellos, causando un grito conjunto de todo el coliseo. Acacio pudo ver como él le acribillaba con la mirada, y en ese momento, vio un resquicio de Gaia en él y una clara similitud con Máximo. Sintió el miedo crecer en su garganta.
Acacio puso su brazo por encima del hombro de Gaia para protegerla, y tuvieron suerte porque la flecha aterrizó justo en medio de ellos, sin llegar a causar ningún daño.
ᅳ¡Lady Gaia! ᅳexclamó Geta en un grito de terror.
ᅳSalgamos de aquí ᅳdijo Acacio, sin sacar el brazo de los hombros de Gaia.
Ella estaba un poco en shock, pero giró su cabeza intentando volver a ver a su hermano antes de marchar. Solo vio odio en sus ojos, y Gaia no pudo evitar preguntarse si la flecha iba para Acacio o iba para ella.
NORA IS (S)TALKING . . .
oooooommmmmggggg echaba tanto de menos escribir you guys
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